Ilustrado
Historia de un extraño fallecimiento
literario: el cuerpo sin vida de "la pantera de las letras
filipinas", Crispin Salvador, aparece una mañana de febrero en el río
Hudson, en Nueva York. El anzuelo arrojado de un pescador chino se enganchó en él:
"Los brazos, magullados, los tenía abiertos a un virginal amanecer (..)
Los calzoncillos, con el elástico raído, y los pantalones Ermenegildo Zegna
bajados hasta los tobillos. Había perdido los dos zapatos. Una corona de sangre
ornaba su ancha frente (...)" La noticia corre entre las páginas de
sucesos locales y los blogs literarios filipinos. No faltan los sarcasmos, las
mezquinas vanidades, las lamentaciones, y el pronto olvido. Miguel Syjuco,
narrador y protagonista no cree que haya sido un suicidio. Su maestro y amigo
estaba por terminar Los puentes en llamas, un
libro con el que había prometido sorprender a todos aquellos que abrieran sus páginas,
reivindicar toda su obra, sacudir a los críticos y despertar admiración aun en
los más escépticos adversarios y desentendidos. Syjuco dará comienzo a una
investigación, a la búsqueda de ese manuscrito desaparecido, pero no será un
detective literario, será un escritor que narrará todas las historias alrededor
del padre de las letras filipinas, y las narrará una y otra vez pero no desde
distintos ángulos o perspectivas, sino de estilos, y serán tan distinguibles, únicos,
que el lector será raptado por el encantamiento del arte de contar historias.
La novela es el personaje principal de Ilustrado (Tusquets,
2010).
Mosaico. Vitral. Collage. Hay que
recurrir a las artes plásticas para poder dar cuenta de lo que ha hecho el
filipino Miguel Syjuco en Ilustrado. Ha
escrito el mismo libro tantas veces en el mismo libro. Las palabras iniciales
solo se acercan tangencialmente a lo que la novela de Syjuco contiene.
Caleidoscopio de sí misma, esta novela contará su propia historia. Y contará la
historia de aquella recóndita conjunción de más de siete mil islas del pacífico
asiático desde hace dos siglos hasta el presente. La guerra contra los españoles,
contra los estadounidenses, contra los japoneses en la Segunda Guerra Mundial,
contra las guerrillas comunistas y contra los extremistas musulmanes, las
intrigas políticas de quienes llegaron al poder y se aferran a él con la
desesperación de quien solo encontrará la muerte o el exilio si lo pierde,
familias que se apoderaron del país y ven como herencia la propia carrera política,
la fe cristiana de una sociedad profundamente creyente y dramáticamente
desamparada ante ataques terroristas, la sombra de la dictadura de los Marcos
acechando en cada rincón del país y el alma de los filipinos, la corrupción de
presidentes como Estrada que prometieron acabar con la pobreza y acabaron con
el país y encarcelados por malversación de fondos públicos; y Miguel Syjuco
quien escribiendo la biografía de Crispin Salvador (y así entrar en el parnaso
literario de la mano de un consagrado y denostado maestro) también narra su
propia historia como filipino exiliado en Canadá a la muerte de sus padres, su
complicada relación con los abuelos de larga carrera política, su amorío
fracasado con Madison, mujer de quien sigue enamorado, de sus intenciones
literarias, y de la Filipinas contemporánea que quiere entender se le resista
esa Manila de amaneceres irrepetibles tan alejada de la cosmopolita Nueva York.
Crispin Salvador:
Seis vidas vividas,
(biografía en curso de Miguel Syjuco) atraviesa todo Ilustrado.
Y es que todo en esta novela se encuentra "en curso". Porque la
biografía que escribe el propio autor y narrador de Salvador, está en la novela
y va dando cuenta de la historia de filipinas; y a su vez Syjuco narra el
regreso a Manila desde Nueva York (luego de ir a la casa de Salvador para
organizar sus cosas e intentar dar con el manuscrito de Los
puentes en llamas y recabar material para la biografía) como si
fuesen notas para sí mismo que luego novelará en tercera persona y que también
se encuentra a lo largo de Ilustrado, y además
iremos leyendo entrevistas, críticas, reseñas, discusiones en el blog del más
importante crítico literario de Filipinas sobre Crispin Salvador, y hasta
fragmentos de los muchos libros que escribió que van desde novelas negras como Manila Noir, sagas familiares históricas como El hijo pródigo, y memorias como Autoplagiario que tantas críticas adversas y polémicas
causó tanto en el entorno familiar (como si se tratara de un Karl Oneve
filipino), en el mundo literario y el ambiente político. Todo tendrá cabida en
Ilustrado, novela cervantina, que ha incluido al propio Syjuco en ella, y que
se ha incluido a sí misma para girar sobre su propio eje narrativo: Crispin
Salvador, sin que el lector sienta que camina en círculos sino en una suerte de
espiral concéntrico y elástico en el que cada historia es autónoma y
complementaria, independiente y vinculante, que no se agota en sí misma, sino
que avanza como si estuviese dibujando un mandala. No se yuxtaponen, no se
agolpan, sino que están en un movimiento novelesco que necesariamente no
innova, pero honra de una manera original dejando ver la tradición de la que es
partícipe y deudora.
"Si nuestro mayor temor es hundirnos
en la soledad y el olvido, la crueldad con la que el tiempo ha de ensañarse
sobre todos y cada uno de nosotros siempre arrasará con más fuerza que las
aguas turbias de cualquier río. Este libro acarrea, pues, la onerosa carga de
reasentar la vida perdida de un hombrea la vez que explora las posibles
tentaciones que siempre ofrecerá la muerte. Los hechos, fragmentados en pedazos,
se han recopilado aquí para vuestra reflexión, como un espejo roto cuya última
pieza se hubiera encajado a la fuerza". Miguel Syjuco ha escrito una
novela total sin la intención de totalidad (como el propio archipiélago
filipino). Una novela total
que implosiona en tantos fragmentos como quebradiza es la condición humana. Si
Syjuco no quisiera escribir más, habría dejado todas las novelas contenidas en Ilustrado como quien da en muchos blancos con un
solo intento.
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