Grandes pensadores


La thaumasía, palabra de origen griego, ha caído en el olvido y sin embargo, cada tanto, cuando la belleza, la luz, la naturaleza, el mundo parece desbordar toda capacidad de entendimiento, aparece de nuevo. El asombro. El impulso por enfrentarse a la interrogación, por dar cuenta del misterio.

Al comienzo de la Metafísica, Aristóteles afirma que la filosofía nace del asombro. Se suele decir “hemos perdido la capacidad de asombro” cuando en los momentos más aciagos y oscuros el ser humano se convierte en sobreviviente de una tierra arrasada por las más ruines vilezas, pero hay que advertir una posible confusión. Asombro no es lo mismo que espanto. Del asombro surge un encuentro con lo velado que insta a su desvelamiento y de ahí al conocimiento y al reconocimiento de un Orden que nos trasciende, nos contiene y es bello en sí mismo. Del espanto viene un sobrecogimiento aterrador ante lo que vemos o experimentamos. Se ha perdido el golpe anímico de espantarse. Entonces quizás se pierde la capacidad de conmoverse y de ahí la ausencia absoluta de compasión. Saber asombrarse es lo propio del hombre, dice Jeanne Hersch, filósofa ginebrina.

Es este asombro el que hace posible que a 2.500 años los grandes filósofos nos sigan hablando como contemporáneos. Quizás ahí radica su grandeza. La fuerza fundadora de Occidente reside en las obras de sus pensadores. La oportunidad de dialogar —esa forma de pedagogía de la que Platón hizo escuela— con estos personajes es un milagro. Y he aquí que es de celebrar la iniciativa de la editorial Gredos que pondrá en las calles lo que la miopía intelectual ha expulsado de las aulas. Los libros que cambian la vida —no es un decir, sucede efectivamente— están por ahí, en las librerías de segunda mano, en los remates, en las bibliotecas malqueridas de algunos vecinos heredadas en tiempos más nobles, y generalmente a precios que para ser francos, hasta un malviviente puede costear luego de haber satisfecho el estómago.

La Biblioteca Grandes Pensadores de Gredos estará disponible en España y en países de Latinoamérica donde RBA tenga casa, y constará de una cincuentena de libros que a su vez contienen más de un centenar de obras imperecederas de la filosofía. De Platón a Wittgenstein y, entre ellos, Pascal, Séneca, Kant, Spinoza, Plotino, Hobbes, Cicerón, Santo Tomás, algunos canallas como Marx o Rousseau, y otros tantos, Herder, Kierkegaard, que enfrentarán, sacudirán, asombrarán a los adormecidos cerebros telemáticos que se atrevan a pensar. Y estarán en el quiosco más cercano, a precio de un menú del día.

Más de sesenta años de actividad editorial ha hecho de Gredos el referente del saber clásico en Hispanoamérica. La cuidada, hermosa y excelsa manufactura de las ediciones acostumbradas se mantendrá en estas entregas para el gran público. Tapas duras estampadas en oro, camisas, cinta punto de lectura, guardas de un elegante vinotinto, hojas de cortesía, y por supuesto, ediciones a cargo de maestros, de traductores especializados, con estudios introductorios que sobrepasan las cien páginas, notas al pie imprescindibles para el entendimiento integral de la obra, cronologías, bibliografías y glosarios. Carlos García Gual, Fernando Savater, Emilio Lledó, Agustín Izquierdo, son solo algunos de los guías y traductores de cada tomo.

En fin, una admirable tarea la de difundir y promover la lectura, la filosofía, la reflexión compleja en tiempos de la aceleración de todas las instancias humanas, de la inmediatez del cacareo espasmódico en las redes sociales, de la trivialización que todo lo aligera para en contradicción con su propia ligereza hacerlo más grave, infantilmente grave, de la sustitución del pensamiento por las ideologías, que son su negación y deshonra. Esta colección ensancha el mundo de la manera en la que nunca lo logrará una banda ancha porque será el propio pensar el que navegue —ahora sí— por las páginas de las obras que se desparramaron por las sociedades durante más de dos milenios, tanto entre aquellos que ni se han dado cuenta como los que se adentraron en ellas... rastrear aquello que tanto se escucha por ahí “cada cabeza es un mundo” hasta las páginas escritas por Descartes es de un gozo fascinante. Resistir a los hechizos de Marx tiene su encanto. Maravillarse ante la elegancia de los textos de Hume es impagable, y conmoverse ante las Confesiones de San Agustín nos acerca a estadios espirituales poco visitados últimamente.


Aquella capacidad de asombro es la que hace posible el equipo y los colaboradores de la editorial Gredos. Si hay un acto de libertad que hace al hombre suspender el paso irremediable del tiempo y lo hace partícipe del mundo en su complejidad deslumbrante, ese acto es el de la lectura, en el que nunca se es más uno mismo siendo muchos otros. La Biblioteca Grandes Pensadores es una oportunidad para el espanto y el asombro, y luego, para ser ciudadanos más libres.

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